Que una persona sea catalogada como un excelente ejecutivo de la más importante empresa privada no significa necesariamente que será un buen gerente público, pues se trata de dos mundos diferentes en procedimientos y objetivos.
 
Es por ello que a la gestión pública no se puede trasladar automáticamente los conceptos y enfoques del sector privado, ni tampoco las metodologías o herramientas, tal como opina Emma Barrios Ipenza, directora de la Escuela de Postgrado de la Universidad Continental. “En la gerencia pública se actúa en un marco específico de valores, prioridades políticas, leyes y normas que regulan la actuación y la toma de decisiones”.
 
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Añade que existe el mito de que cualquier gerente privado será un buen gerente público. Si bien la actitud es positiva, no es suficiente, porque a sus capacidades, esta persona debe agregar el conocimiento de las prioridades del gobierno, de qué espera que haga y de cómo debe hacerlo. Para llevar a cabo este último punto, necesita identificar los canales administrativos que está obligado a recorrer, los recursos con que cuenta y las herramientas normativas o de gestión en los que se encuadran los planes estratégicos y operativos. Solo así podrá convertir los proyectos en obras y servicios públicos.
 
De lo contrario, necesitará rodearse de un buen equipo de profesionales que sepa cómo hacer las cosas dentro del aparato estatal y que tenga el nivel necesario para lograr los objetivos.
 
“Muchas veces, las debilidades no están en el conocimiento de la norma, sino en saber gestionar con ellas hasta convertir en política estructurada y real las necesidades de la gente. En otras palabras, no solo hay que saber qué necesidad tiene la población, sino cómo resolver ese problema”, señala Barrios Ipenza.
 
EDUCACIÓN VITAL
 
Cada vez más, los funcionarios del Estado van reconociendo que el sector público es un espacio de desarrollo profesional. Sin embargo, si bien pueden tener la intención de hacer las cosas bien, muchas veces no cuentan con la formación necesaria para estar a la altura de las demandas de la población.
 
En ese sentido, Barrios Ipenza señala que estas personas necesitan diferentes tipos de formación. El primero de ellos es la universitaria o técnica. El segundo es relativo a la administración pública, necesaria para que quien ingresa a laborar al aparato estatal comprenda el funcionamiento del Estado, y el tercero es la formación especializada, propia de cada sistema administrativo.
 
Añade que en su universidad las maestrías internacionales en Administración Pública, Gestión de Políticas Públicas, Derecho Administrativo Económico, son las que tienen mayor demanda, además de Gerencia Pública, maestría nacional que ya va por su novena edición.
 
PARA TODOS
 
El Estado se divide en un sinfín de entidades, sin embargo, de manera genérica, se puede dividir en gobierno nacional, regional y municipal. Cada una de ellas realiza trabajos en ámbitos debidamente delimitados y manejan distintos presupuestos. ¿Se necesitan maestrías especiales para cada uno de estos niveles?
 
Y es que hay conocimientos y destrezas que son transversales. Los sistemas administrativos, tales como planificación, presupuesto, contrataciones, SNIP, entre otros, son iguales y tienen un único ente rectos.
 
“Eso permite, por ejemplo, tener un presupuesto nacional y hacer el seguimiento y monitoreo necesarios, además de contribuir a la transparencia. Así, por ejemplo, ver el presupuesto y gastos proyectados de cualquier municipalidad, ministerio o región en el país o hacer comparaciones de ejecución del gasto no sería posible si se usaran metodologías o instrumentos diferentes”, opina Barrios Ipenza.
 
TRABAJO OPTIMO
 
Sector público. En los asuntos públicos no basta con dominar los grandes marcos conceptuales de la administración. Hay que conocer las normas específicas que regulan a la entidad o al sector.
 
Para todos. Habilidades como el trabajo en equipo, que todos necesitan para sumar esfuerzo s y lograr metas, son necesarios tanto para trabajar en la empresa privada como en las entidades del Estado.
 
Imprescindible. Muchos profesionales que estudiaron un MBA regresan a las aulas por una maestría en administración pública porque se dan cuenta de lo aprendido para el sector privado no es suficiente.
 
Mayor conocimiento. Cada institución necesita de personal con diferentes niveles de formación y experiencia profesional. En algunos casos la formación básica es suficiente; en otros, debe ser más especializada y profunda, por ejemplo, para formular proyectos grandes y complejos.

 

(El Comercio)

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