Perfil. Trabaja en el Laboratorio de Biología y Desinfección de Sedapal. Desde 1982 se encarga de supervisar la calidad del agua del río Rímac que ingresa en la Planta de La Atarjea para que, luego de un prolijo proceso de evaluación liderado por este profesional, usted pueda consumirla desde su hogar sin ningún problema.

Foto: El Peruano
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Servidores públicos destacables

Es un experto en bichos desde hace más de tres décadas. Como buen chalaco, a César Augusto Lazcano Carreño le atrajo las aguas de Chucuito y Cantolao desde niño. Quiso ser médico y en el camino se cruzó con la biología, profesión que lo convirtió en un hombre amante del estudio y la investigación.

Hoy es un biólogo infatigable y dirige el laboratorio de Biología y Desinfección de Sedapal que forma parte del Equipo de Gestión Integral de Plantas. Su tarea es organizar, supervisar y controlar la calidad biológica y desinfección del agua desde que ingresa en las plantas como agua cruda hasta que sale de ellas como agua potable.

“Es mi responsabilidad asegurar que cada proceso de evaluación cumpla con los parámetros de calidad: durante la captación, sedimentación (almacenamiento en estanques gigantes) y predesinfección del agua cruda para eliminar los patógenos que causan las enfermedades. Analizo todos los días la presencia de bacterias en el agua.”

Cuando ingresó en Sedapal en 1982, la institución tenía solo un laboratorio, hasta que llegó la epidemia del cólera en 1991. En esos años fue el único biólogo a cargo de los controles bacteriológicos. Luego de aquella emergencia sanitaria, y por recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el ministerio del sector (Minsa), se reforzó con equipos y recursos humanos el recinto.

Lazcano Carreño ha visto correr agua más que cualquier limeño y ha contribuido en cambiar los criterios para su análisis, pues el agua cambia por temporadas. Ahora, dice el especialista, llega contaminada de químicos y componentes tóxicos.

“No había equipos con moderna tecnología ni personas, no detectábamos la presencia de elementos contaminantes. Hoy, analizamos la secuencia de los bichos, cuando aparecen y desparecen. Puedo asegurar que lo único que no tiene el agua son cosas buenas. Ahora es turbia, parece un desagüe”, comenta preocupado.

De su niñez, cuenta que fue humilde y alegre, y sus padres no lo alejaron de la búsqueda de conocimiento, sobre todo su madre, quien lo motivó siempre a enfrentar desafíos, recuerda. Lazcano Carreño fue un curioso precoz y nunca se quedó quieto ante un hecho que le llamara la curiosidad. Tal vez por eso siente que Sedapal le dio amplia libertad para trabajar y desarrollar una metodología de análisis para investigar el agua. “Como biólogo, Sedapal me dio libertad para diseñar e implementar los laboratorios y enseñar”, señala.

Hoja de vida

Me formé como biólogo durante 1967-1972.

Tengo maestrías en Microbiología, Gestión Ambiental y Administración de Negocios.

Soy doctor en Biotecnología.

Escribe: Susana Mendoza Sheen.

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