Marta Arauco Padilla consiguió que el INPE oriente sus recursos al cumplimiento de su objetivo supremo: la rehabilitación del interno y no a otros rubros, como ocurrió antes de su llegada, hace 10 años. Es de la primera promoción que formó Servir e ingresó al INPE como gerente público para asumir la jefatura de planificación y presupuesto.

Su padre fue periodista e influyente líder de opinión del diario La Voz de Huancayo y le enseñó a ser humilde y a no temer el poder. Marta aprendió de su progenitor que lo más importante es tener convicciones y ser protagonista de cambios que inspiren mejoras en la gente.
Actualmente es gerenta pública y forma parte de la primera promoción de funcionarios capacitados por la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), en el 2009, a fin de empezar a cambiar la historia en la administración pública para beneficio de la ciudadanía.
Se enteró de esa convocatoria durante sus visitas al Ministerio de Economía (MEF), cuando cumplía la función en el gobierno regional de Junín. Ella y su familia son de Huancayo, y en Lima, recuerda, se encontraba con tecnócratas con los que conversaba asuntos relacionados con las cuentas públicas.
Le llamó la atención el anuncio, pero pensó que tal vez era una oportunidad remota de ganar por méritos una competencia nacional. Su madre la estimuló para que participara, pues “lo peor que te puede ocurrir”, le dijo, “es que no ganes nada”.
Así viajó a Lima esta huancaína guerrera, tranquila, con el ánimo de “no pierdo nada”, que, según cuenta, le sirvió, porque por cada prueba que daba, pasaba a la siguiente, y observaba que eran menos los servidores públicos que aprobaban.
“Hasta que salió publicada la relación de los 42 seleccionados. Centenares quedaron en el camino; sentí satisfacción conmigo misma, orgullo. Recordé a mi papá. De regreso a mi tierra, mi mamá me recibió con los brazos abiertos. ‘Te lo dije’, me recordó”.
En el 2009, la convocaron al Inpe junto con otros dos gerentes públicos. Dejó Huancayo, su tierra natal, sin parpadear porque tenía la certeza de que continuaría por ese camino. La imagen de niña acompañando a su padre en sus visitas a los penales de Junín fue su luz.
“Ser gerente público y aceptar el trabajo me cambió la vida porque desconocía la labor del INPE y la misión que tenía”, recuerda. Hoy, la entidad penitenciaria cuenta con 67 establecimientos y más de 100,000 internos a los que debe resocializar.
Gracias al equipo de colaboradores con el que trabaja, los planes de la institución se cumplen, pues el presupuesto se dirige y entrega oportunamente. Además, formulan estadísticas, diseñan mapas de procedencia del delito de acuerdo con la ficha de registro de los internos para la toma de decisiones.
 

Nueva visión

Marta es mujer treja, amante de la música clásica y romántica que a veces interpreta en piano como “Nuestros años felices”, de Barbra Streisand, un tema al que acude cuando cede a la nostalgia.
Pero ante la confesión se inspira, y agradece, por ejemplo, trabajar con un grupo de jóvenes siempre dispuestos a buscar soluciones a los problemas penitenciarios.
“Los servidores públicos estamos obligados a combatir la pobreza, tenemos las herramientas para hacerlo. Solo falta ponerle ímpetu”. Tal vez tenga razón. Ella afirma que con su trabajo contribuye a que los profesionales del INPE rehabiliten al interno.

Hoja de vida

-Es economista de la Universidad de Lima.
-Magíster en Administración de Negocios de la U. Católica de Salta y en Gestión Pública de la Escuela de Administración de Graduados de ESAN.
-Estudió Gobernanza Pública en el Perú: el Servicio Civil y los Estándares de la OCDE en la Gestión de Recursos Humanos.
-Se actualizó en el Curso de Control Interno, Universidad Continental (2017).

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