Francisco Carbajal Zavaleta (*)

Cuando pensamos en los mejores ejemplos de gestión pública, evocamos el trabajo eficaz y riguroso de las entidades de manejo financiero y recaudación de tributos. ¿Por qué no proyectar esos modelos de gestión a otros sectores del aparato estatal? ¿Por qué no convertir otros sectores de la gestión pública en ejemplos de trabajo eficaz y riguroso?

buen-gobierno

La respuesta se vincula a la necesidad de una toma de decisión política.

Las clases políticas han priorizado la gestión de los ingresos, es decir, a mayor captación de recursos mayor posibilidades de gasto.

No hay preocupación por cómo se gasta y, ante un mayor desorden, mayor será la «libertad» de gasto para los que deciden.

Pero, en un país en el que las necesidades todavía exceden largamente la oferta de recursos, la pregunta de cómo mejoramos el gasto se impone.

Una solución es impulsar una corriente de renovación institucional en todos los niveles de la gestión pública, para lo cual se puede tomar algunas ideas del análisis del Balanced Scorecard (un Sistema de Gestión Estratégica) y aplicarlo con los ajustes necesarios, siendo el criterio de análisis un enfoque desde cinco pilares de la gestión pública.

El primer pilar es la Planificación, que plantea hacia dónde queremos llegar, aplicando qué medidas y en qué plazos, teniendo como protagonista al ciudadano. Estos documentos deben establecer sus propios sistemas de evaluación y seguimiento, lo que permitiría darles mantenimiento y, si existen desfases, los actualizará de inmediato.

El segundo es la Organización, que comprende el diseño organizacional, el Reglamento y los Manuales de Organización y Funciones, que deben estar alineados a los fines que persigue la institución.

A este esqueleto se le debe incluir el músculo, el tercer pilar: los Recursos Humanos. Debemos diseñar los cargos, los perfiles, la cantidad de personas requeridas, el valor del capital humano, y un Plan de Desarrollo de Capacidades para que no exista una brecha entre los recursos requeridos y los disponibles.

El cuarto pilar son los Procesos. Estos sistematizarán el trabajo, permitiendo estandarizarlo y mejorar su control. Es importante disponer de un mapa de procesos, identificar aquellos que son claves (los que implican atención directa al ciudadano) y optimizarlos, evaluando la pertinencia de aplicar una certificación de calidad.

Debemos definir cómo cubrimos el costo que demandan estos pilares con el quinto pilar: las Finanzas. Esta es la base de los ejes descritos. Debe ser muy sólida para hacer sostenible la estructura organizacional en su conjunto.

Entonces, sí es posible realizar una buena gestión en el Estado, solo es necesario tomar la decisión que corresponde. Si todo esto es complementado con una Agenda Digital y un Plan Estratégico de Gobierno Electrónico, pasamos ya a un nivel superior de gestión: lograríamos facilitar el acceso del ciudadano a los servicios públicos, con los beneficios que ello significa.

(*) Gerente de Planificación de la Municipalidad Metropolitana de Lima.

(El Peruano)

pilares gestion publica

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here