Por: Eugenia Hereñú (*) – Gerente de Consultoría – Raet Latinoamérica

En la sociedad actual, además de las capacidades profesionales/académicas que determinan el perfil de  un  colaborador,  más  allá  del  puesto  a  cubrir,  son  muy  valoradas  las  habilidades socio-afectivas de los postulantes, basadas principalmente en la escucha, el respeto, la comprensión y la sinceridad.  Y esto se busca principalmente en talentos que se postulen para cubrir puestos de liderazgo.

Las habilidades socio-afectivas se ponen de manifiesto en la relación interpersonal que establecen las personas.  El poder crear empatía con el otro es realmente un “activo”.  Conocer, comprender, entender qué motiva a la otra persona, facilita estar preparado para aprovechar al máximo las capacidades de los diferentes miembros de un equipo de trabajo, en favor del cumplimiento eficiente de los objetivos trazados por la organización.

No todas las personas pueden “leer” el “meta-mensaje” que se manifiesta a través de gestos, actitudes, miradas, reacciones, sentimientos que se dejan ver.  La capacidad de poder decodificar estos signos es fundamental para crear empatía y armar equipos exitosos basados en la confianza. Se trata de una habilidad NO académica.

Se llaman habilidades “socio-afectivas” porque tienen en cuenta lo emocional y cómo se transmite a nivel social, en la vida de relación.  Una reacción emocional parte de la mente, de una estructura inteligente.  Cada persona tiene cierto sistema de creencias, una estructura cultural que determina lo que está bien y lo que está mal, lo que alegra y lo que entristece, ayudas y peligros, etc.  El comprender esa estructura de creencias facilita la comunicación con el otro.

Si bien existen ciertos puestos en los que el ideal es encontrar talentos solitarios, a medida que se asciende en la pirámide organizacional (actualmente, cada vez más horizontal), la habilidad socio-afectiva es un skill muy apreciadas.  Permite resolver conflictos de manera pacífica, mantener buenas relaciones interpersonales, comunicar las ideas cabalmente –con respeto y sinceridad, aunque se piense distinto-, promover ambientes serenos y optimistas para alcanzar los objetivos trazados, mientras se logra empatía con los compañeros y se toman decisiones de forma inteligente, racional y responsable.  Estas habilidades socio-afectivas se buscan principalmente en personas que vayan a desempeñar un rol de liderazgo en una organización.  En el siglo XXI el líder debe acompañar a su gente, estar “en la trinchera” con ellos.

Para desarrollar aún más las capacidades socio-afectivas, existen diversas actividades (generalmente relacionadas con lo lúdico o con el arte), tendientes a descontracturar y “bajar la guardia”, a crear un clima especial para estar abiertos a una nueva forma de ver las cosas. 

Ventajas de un líder con habilidades socio-afectivas en la organización

Un líder con habilidades socio-afectivas trabajará con su equipo en:

  • Favorecer el pensamiento creativo (“pensar fuera de la caja”), estimular la propuesta de soluciones diferentes a las conocidas ante la necesidad de resolver un problema.
  • Estimular la generación de ideas diferentes, disruptivas
  • Detectar talentos para, luego, potenciar sus conocimientos y habilidades.
  • Generar incentivos nuevos, no necesariamente relacionados con el cumplimiento de objetivos del sector en forma directa.
  • Estimular el intercambio de ideas y experiencias entre altos ejecutivos y colaboradores junior, entre personas de distintas generaciones, entre empleados de diferentes sectores. El diferente “seteo” de ideas, de visiones, es muy enriquecedor.
  • Fomentar la colaboración y el trabajo en equipo. Propiciar la complementariedad entre los miembros.  (El “todo” es mucho más que la suma de los miembros).
  • Ganarse el respeto –y el cariño- de los colaboradores. El líder tiene que ser un “modelo” para su gente.

(*) Eugenia Hereñú: Gerente de Consultoría – Raet Latinoamérica

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