Las recientes crisis han puesto en entredicho la forma en la que se enseña la economía en todo el mundo. Un grupo de influyentes pensadores sostiene que, para mantenerse vigentes, las escuelas deben preparar nuevos sílabos, adaptados a la realidad actual.

Foto: lifeandwrite.com
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“Cuando la economía global colapsó en el 2013, la lista de culpables fue larga. Incluía a reguladores adormecidos, banqueros codiciosos y prestamistas subprime irresponsables”, afirma un editorial del Financial Times (FT). Hoy la práctica o ciencia de la economía está generando controversias por su falta de capacidad para identificar y explicar detalladamente la burbuja financiera.

Alumnos y profesores de economía, así como líderes de pensamiento en esa materia están cuestionando los cimientos de la enseñanza económica. Es decir, el currículo actual que la enseña. En octubre del año pasado, un grupo de estudiantes de la Universidad de Manchester en Inglaterra formó e llamado Post-Crash Economics Society (la Sociedad de la Economía Poscrisis). Poco tiempo después publicó un manifiesto, reclutó a profesores famosísimos de economía alrededor del mundo, y hoy ha puesto sobre la mesa este debate: ¿debería seguir enseñándose la economía como viene haciéndose desde hace años?

Para comenzar -afirman desde la sociedad económica- hoy la enseñanza de esta materia se centra demasiado en el capitalismo y las matemáticas abstractas. Aseguran que muchos de sus profesores son reticentes a enseñar ciertos modelos económicos más heterodoxos y se basan puramente en el modelo neoclásico. “Existió una época en la que cualquier economista que se respetaba a sí mismo sabía distinguir entre lo neokeynesiano, lo nuevo keynesiano y lo poskeynesiano. Hubiera entendido la manera como los economistas clásicos, como Adam Smith, influyeron en la escuela neoclásica y cómo ésta, a su vez, se desarrolló en los setenta”, explica el editor de economía del FT, Chris Giles. “Pero eso sucedió antes de que los modelos matemáticos dominaran las escuelas y los sílabos económicos en los noventa, con lo que reemplazaron al pensamiento crítico y al estudio de la reflexión económica”, asegura Giles.

CAMBIOS A LA VISTA
Joseph Stiglitz, docente de economía de la Universidad de Columbia que ganó el Nobel en el 2001, y Andy Haldane, director ejecutivo de estabilidad financiera para el Banco de Inglaterra, apoyan al movimiento de estudiantes que quiere cambiar o modificar el currículo económico. Se han pronunciado al respecto. “El problema no es tanto que los economistas han envidiado a los físicos, sino que han elegido la física incorrecta. Hoy la física se preocupa de la incertidumbre, la economía no”, ha dicho recientemente Haldane a los medios.

De hecho el think-tank creado por George Soros y Paul Volcker (exdirector de la Reserva Federal de EEUU), el Institute of New Economic Thinking, ha auspiciado una serie de charlas entre el gobierno, la sociedad de estudiantes y las diferentes autoridades inglesas para discutir el tema. De una de estas reuniones salió la idea de crear una nueva propuesta -aunque aún tímida- de currículo para la enseñanza de la economía. La llamaron el Core Project, y el think-tank ha invertido más de US$300,000 en ella. La idea es abordar esta ciencia a través de las preguntas que genera; se quiere llegar a una ciencia más humilde, más amplia, y no a un “negociado faustiano”, como dice Martin Wolf, el principal comentarista económico de FT. Hoy la Universidad de Oxford en Inglaterra, la Universidad de Columbia en Nueva York, la Universidad de Massachusetts en Boston, la Universidad de Sídney en Australia, entre otras, son algunas de las arriesgadas instituciones que están probando este nuevo proyecto a la hora de enseñar.

“El currículo actual no se basa en la actualidad, sino que está como congelado en el tiempo debido a que hay poco escrutinio de la vida real. El típico curso económico empieza analizando cómo los agentes racionales interactúan con mercados sin fricciones. Recién mucho más tarde en la carrera se expone a los alumnos a preguntas sobre cómo un mercado poco estable emerge o cómo surgen las prácticas anticompetitivas”, dice el FT. Y asegura que, afortunadamente, lo que se necesita para enriquecer el currículo no es ni nuevo ni exótico: sólo debería empezarse por el análisis de esto último desde el inicio, y no al revés. Además, el currículo debería acoger la historia económica y prestar más atención a pensadores como Joseph Schumpeter, Friedrich Hayek y Karl Marx. ¿Llevará esta iniciativa a identificar la próxima crisis o, al menos, a entenderla mejor?

(Semana Económica)

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