Por: José Carlos Machicao (*)

Antes de contar con el SNIP muchos niños morían debido a que faltaba dinero estatal que había sido gastado en obras sin utilidad. El gasto no era orientado en función de la calidad de vida. Hoy en cambio, existe un filtro para que el gasto esté controlado. El SNIP se ha convertido poco a poco en una herramienta útil para el desarrollo nacional, optimizando la calidad de vida de un gran porcentaje de peruanas y peruanos. Y aun con este éxito, sin embargo, podría perder efectividad si no incorpora un proceso de evolución permanente de su metodología.

Como en cualquier otro sistema, no basta diseñar una metodología, sino que es necesario ir adaptando los criterios para tener un “sistema” de optimización de gasto con criterios transparentes y alineados a la realidad. Por esta razón, se podrían plantear algunas medidas para evitar una desactualización del SNIP.

En primer lugar, el SNIP debería hacer todos los esfuerzos posibles para agrupar los proyectos, no seguir manteniendo una larga lista de proyectos sino tener un número racionalmente pequeño de “metas”. Esto requiere dos cambios en la cultura de gestión: (a) desenfocar la metodología de la “solución técnica” (proyecto) y enfocarla mucho más en el resultado (alcance del proyecto), y (b) ser capaz de manejar portafolios de proyectos y no sólo proyectos.

En segundo lugar, el SNIP debe dejar de controlar el detalle de las actividades de los proyectos y debe concentrarse en cómo los hitos parciales de los proyectos contribuyen a determinados parámetros de la calidad de vida de los pobladores, ya sea de modo directo o mediante el fortalecimiento de una actividad privada que redunde en espacio laboral o sostenibilidad de la calidad de vida de los pobladores. Para reemplazar una estrategia “controlista” de las actividades más bien debería publica estándares técnicos de resultados en cada tipo de proyecto. Por ejemplo, no debería publicar manuales de cómo hacer un sistema de generación eléctrica rural, sino los resultados mínimos a obtener de un sistema de generación instalado, independientemente de cuál sea la solución técnica. En otras palabras, no se debe esperar que el SNIP se convierta en un experto técnico en todos los campos sino en un “especificador” de los resultados que los proveedores técnicos deben generar.

En tercer lugar, el SNIP debería perfeccionar su sistema de monitoreo de resultados, y descentralizar dicho sistema, para que las unidades ejecutoras sepan exactamente qué resultados brindan en función de sus costos, generado una nueva cultura de gestión que abandone de una vez por todas el erróneo indicador de éxito que se maneja hoy (que es número de proyectos o monto de proyectos) y que implante un nuevo indicador de éxito que sea “capacidad de contribución de los proyectos a la calidad de vida poblacional”.

Desde un punto de vista global, las herramientas generadas para responder a estos retos ya tienen algunas décadas de puesta en práctica con lecciones aprendidas. Hay herramientas de gestión disponibles que están relacionadas tanto a la viabilidad como a la eficacia de las organizaciones (estándares como los Objetivos del Milenio, o los conceptos recogidos en el libro “The Challenge of Capacity Development, Working towards a good practice”, publicado por la OECD en el 2006), o incluso estándares más operativos (como la gestión para resultados, gestión de portafolios, gestión de programas y proyectos, entre otras publicadas por el Project Management Institute e International Project Management Association).

Todos estos esfuerzos deberían finalizar con la actualización de la cultura de gestión de los gestores del SNIP (hoy el MEF y las Oficinas de Programación de Inversiones de todos los Gobiernos Regionales y Locales), de modo que hagan el mismo cambio de indicador de éxito. No es viable que el SNIP siga alentando que el número de proyectos aumente o quién ejecuta mayor monto. El problema del Perú sigue siendo cuánto nos aproximamos a una cobertura plena de los servicios y necesidades básicas, cuánto mejoramos la competitividad global de la población y cuánto se incrementa la capacidad de aporte de la sociedad peruana al mundo. Si no se corrige la brújula, no podremos alcanzar dichas metas. Los signos positivos del crecimiento parecen seguir brindando un contexto adecuado para dar este importante paso.

(*) Project Management Professional (PMP®), Magíster en Energía en la University of Cardiff, Wales UK. Docente de la Escuela de Postgrado de la Universidad Continental. Desarrolla el Blog "Gestión Organizacional del Estado" de la Red de Gestores Públicos.

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