Alvaro López Landi es gerente público y desde hace cuatro años tiene a su cargo la gerencia subregional Morropón-Huancabamba, del gobierno regional de Piura. Lidera un equipo de siete funcionarios que es responsable de ejecutar obras públicas para que la población en condición de pobreza y extrema pobreza goce de los servicios que ofrece el Estado.

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Cuando observó por primera vez a un grupo de niños que estudiaban en un aula con piso de arena, ventanas sin vidrios y bajo el techo de ramas de árboles, en Lalaquiz, Huancabamba, Piura, Álvaro se prometió torcer el destino fatal de esos pequeños y transformar su historia. Dos años después, logró que el gobierno regional financiara un complejo educativo que cambió la vida de maestros y alumnos del lugar.

Actualmente es gerente subregional de Morropón-Huancabamba. Su labor planificadora y de ejecución de obras públicas la desarrolla en los 20 distritos ubicados en ese pedazo de territorio. Siete funcionarios lo acompañan y con ellos diseña perfiles de obras y proyectos de inversión hasta hacerlos realidad.

Durante el período 2011- 2015, este ingeniero industrial, hijo de madre limeña y padre trujillano, cuenta que invirtieron 193 millones de soles en escuelas, centros de salud, sistemas de saneamiento, para que las familias de esas provincias, por fin, se beneficien plenamente de los servicios que ofrece el Estado.

“Fueron 60 obras, las más importantes son la construcción de 20 escuelas públicas para enseñanza completa: inicial, primaria y secundaria; y la creación del hospital de Chulucanas. Articulamos muy bien con cada uno de los alcaldes gracias a que sus equipos técnicos se mantuvieron”, cuenta.

López Landi reconoce que no podría estar atento a las obras públicas que necesita la gente si la máxima autoridad del gobierno regional no tuviera esa misma preocupación. La construcción de pistas y veredas, edificación de colegios, que a su vez cuentan con equipamiento y maestros, no serían posibles sin buena voluntad, pues son obras que llegan a los lugares más alejados de la sierra piurana.

Dar lo mejor de sí

Estuvo a punto de tirar la toalla no obstante trabajar más de una década en la administración pública, en la que desarrolló importantes funciones en distintas entidades del Estado. Hasta que fue incorporado al cuerpo de gerentes públicos de la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), luego de pasar una rigurosa selección entre profesionales del norte del país.

El éxito de la evaluación abrió otro capítulo de su vida laboral, en calidad y responsabilidades, y se siente gratificado. Está a cargo de un grupo humano que tiene libertad para crear, proponer y responder a las exigencias que demanda el Estado para cumplir con los excluidos.

“Siento satisfacción en hacer obras públicas, en ver cómo la gente se alegra, festeja, celebra en tener centros de salud, escuelas, saneamiento, electrificación, defensas ribereñas que no imaginaron tener. Nos interesa hacer una gestión eficiente, que la gente conozca que los servidores públicos no nos quedamos dormidos, sino que trabajamos”.

Esta confesión de parte no la inspira el afán personal. La motiva una voz, confiesa, que lo envuelve en la inauguración de cada obra. Son las palabras que su padre le decía de chico: es mejor poner lo mejor de sí, dar su mayor esfuerzo hasta culminar bien todo aquello que se empieza. La sierra piurana le agradece a un servidor público que cumple.

Hoja de vida

Soy ingeniero industrial, con segunda especialidad en agroindustria por la Universidad de Piura.

Tengo 49 años, soy casado y padre de tres hijos (dos varones y una mujer).

Antes de llegar al gobierno regional de Piura, trabajé en Indeci- Norte como director regional durante cinco años.

Fui secretario técnico de la Región Nororiental durante el quinquenio 1995-2000.

“Me interesa hacer una gestión eficiente, que la gente conozca que los servidores públicos trabajamos”.

Escribe: Susana Mendoza Sheen

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