Harvard Bussines Review. Una cultura basada en fortalezas es una donde los empleados aprenden sus funciones más rápido, producen más y significativamente mejor trabajo, se quedan más tiempo en sus compañías y están más involucrados.

Foto: Gestión
Foto: Gestión

Si está intentando elevar la participación de su equipo (típicamente definida como estar involucrado y mostrarse entusiasta con respecto a sus actividades y lugar de trabajo), enfóquese en basarse en las fortalezas de los empleados en lugar de obsesionarse con sus debilidades.

Una cultura basada en fortalezas es una donde los empleados aprenden sus funciones más rápido, producen más y significativamente mejor trabajo, se quedan más tiempo en sus compañías y están más involucrados. De acuerdo a un estudio, la vasta mayoría (67%) de los empleados que coincidió fuertemente en que sus gerentes se enfocaban en sus fortalezas y características positivas se mostró involucrada, en comparación con tan solo 31% de los empleados que indicó que su gerente se enfocaba en sus debilidades.

La cosa más potente que puede hacer un gerente por sus empleados es ponerlos en puestos que les permitan usar lo mejor de sus talentos naturales, incorporando habilidades y conocimientos para desarrollar y aplicar sus fortalezas.

El desarrollo de ideas requiere de más que una presentación

A menudo pensamos que una presentación unidireccional durante las reuniones es la mejor forma de compartir ideas. Pero las presentaciones realmente apuntan a informar o persuadir a una audiencia.

Si está buscando desarrollar, basarse en u obtener consenso sobre una idea, necesita facilitar una conversación. No es algo fácil de hacer. Tiene que fomentar que la gente comparta ideas libre y honestamente, lo que significa que estará malabareando con múltiples puntos de vista, manejando conflictos y asegurándose que la opinión de todo mundo sea escuchada.

Una forma de hacer que el proceso sea envolvente (y más fácil para usted) es usar notas adhesivas y rotafolios para hacer lluvia de ideas y basarse en las ideas de unos y de otros. Esto hace que la participación sea más dinámica y colaborativa.

Los integrantes del equipo pueden atrapar ideas rápido en notas adhesivas, ponerlas en un gráfico de la pared y reordenarlas. Después, todo el grupo puede ver todas las ideas conforme van cobrando forma y ayudar a organizarlas.

Revise la relación con su jefe

Sin importar qué tan bien trabaje con su jefe, nunca dé por hecho su relación. Siempre pueden surgir inconvenientes, así que le conviene poder suavizarlos rápido. Evaluar las fortalezas y debilidades de su relación cada pocos meses puede ayudar a revelar problemas no tan obvios que se enconan cuando se descuidan. Pregúntese:

¿Entiendo las expectativas que tiene mi gerente con respecto a mí?
¿Es consciente mi gerente de qué recursos necesito para cubrir esas expectativas?
¿Estoy cumpliendo mis compromisos confiablemente?
¿Qué tanto sabe mi jefe sobre lo que he estado haciendo los últimos meses?
¿Qué tan bien nos llevamos mi gerente y yo sobre una base cotidiana? ¿Tenemos confianza mutua?
¿Apoyo a mi jefe cuando hablo de él con los demás y cuando ejecuto sus metas?
¿Qué podría hacer para apoyar a mi gerente de forma más eficaz?
Olvídese del mal humor

Muchos líderes tienen problemas para cambiar de un estado mental negativo a uno positivo. Si está de mal humor y ello afecta su desempeño en el trabajo, ¿cómo salir de ello?

Primero, respire. Respirar puede ayudarlo a alcanzar una condición fisiológica conocida como coherencia, lo que lleva a mejor calidad metal, foco, estabilidad emocional y toma de decisiones.

En segundo lugar, active una sensación positiva enfocándose tranquilamente en una persona, lugar o cosa por la que esté agradecido.

En tercer lugar, hágase algunas preguntas para reenmarcar ideas: ¿Qué otra cosa se puede hacer? ¿Realmente qué es importante ahora? ¿Qué podría aprender en este momento? ¿Qué me dice mi instinto? ¿Cuál es el enfoque más útil/constructivo/positivo? ¿Cuál es el resultado más deseable? Esto le ayudará a involucrarse de nuevo con una nueva actitud y curso de acción.

Las reuniones necesitan un proceso claro de toma de decisiones

Cuanto más se prepare antes de una reunión, más productiva será ésta. Por eso tenemos cuidado para identificar el propósito de una reunión (se necesita tomar una decisión, resolver un problema, convocar a las tropas, etc.), para crear una agenda y para invitar a la gente indicada.

Pero hay otro paso importante que muchos olvidan: identificar el proceso de toma de decisiones. Escoger un método con antelación ayuda a garantizar que salgamos de la reunión con un resultado claro. A continuación algunas opciones:

Una votación mayoritaria permite escuchar la opinión de todos, aunque alguna gente pudiera no sentirse cómoda declarando su opinión públicamente.
El consenso grupal permite que los participantes compartan su experiencia y mejora la probabilidad de que todas las partes acepten.

La decisión del líder normalmente es el enfoque más rápido, por lo que podría ser apropiado optar por esta posición durante una crisis, por ejemplo. Pero, tal vez necesite trabajar más duro para lograr que se sumen los escépticos.

(Gestión)

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here