Jane Cosar Camacho nació con retinitis pigmentosa, una enfermedad que avanzó implacable sobre sus ojos, sin afectar felizmente su optimismo y capacidad de resiliencia. Hoy ofrece su sapiencia legal a quienes más lo necesitan, más inspirada por su amor a la vida que por una noción de burocrático deber.

Foto: El Peruano
Foto: El Peruano

Perfil. Es abogada y trabaja en el área de Gabinete Social del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp). Desde allí orienta a cualquier hombre o mujer que llega en situación extrema a solicitar apoyo porque tiene un problema que enfrentar. Es asertiva, y su discapacidad visual fortaleció su temperamento y su fe en la vida, pero sobre todo, en Dios.

No recuerda cuándo perdió la visión de forma definitiva. Un día la cubrió la noche y simplemente

Trabaja en Gabinete Social, una oficina del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp) donde ofrece asesoría legal para resolver problemas sociales de todo tipo a cualquier peruano o peruana del país. Los casos más frecuentes que atiende, cuenta, son filiación, pensión de alimentos, desalojos y negligencias médicas.

“También llegan casos de maltrato, violencia familiar o feminicidio. Soy un dedo: llamo a todas las entidades públicas que puedan atender el caso, las articulo para resolver el problema de la persona que llega. Tengo que hacerlo. Me encanta ayudar, más que por un deber por derecho humano”, dice esta mujer de 45 años.

Pero Jane cuenta todo. Confiesa, por ejemplo, que se le bajan las pilas, que las personas llegan devastadas, con muchos problemas, y que a veces eso la carga. Inclusive, dice, le agota percibir desde lejos la maldad de la gente. Se estresa. Aun así, su vocación social y autosuficiencia siempre se activan para que la persona no se retire sin esperanza.

Hace pocos días, recuerda, recibió a la madre de Ruth Tirado Ruiz, una joven de 17 años que al parecer fue asesinada por su expareja, un policía de 58 años. Le solicitó información sobre patria potestad porque quiere quedarse a cargo de su nieto. Durante la entrevista se percató de que además requería del apoyo del Centro de Emergencia Mujer del Mimp para cerrar el caso de su hija.

Compañero leal

Jane es intrépida y sagaz. Lo confiesa con modestia. Y tiene un compañero leal que podría dar fe de ello porque la acompaña todo el día. Es Cabi, un pastor alemán, su perro guía que encamina sus pasos a buen puerto desde hace más de una década.

Por su presencia, ha sufrido discriminación porque no la dejan ingresar en espacios y medios de transporte público. Le duele. Ya ganó algunas batallas legales, pero sueña que algún día se acabe.

Mientras tanto, Jane, cual fiera en una selva de cemento, no claudica. Ayuda, habla, no para, defiende, está al lado de quien solicita una mano para no perderse en el laberinto de la injusticia.

Una vitalidad que solo se explica porque aprendió a valerse por sí misma desde muy temprano, fue hija única y su mamá dejó esta vida cuando apenas contaba con 18 años. Es mamá y abuela. También compañera de su pareja. Por eso sabe que los sueños se hacen realidad.

“Quiero que la gente sienta que el Estado la protege. Ser servidor publico te da poder, el poder de servir. En la empresa privada estaría encerrada entre cuatro paredes, y no podría ayudar a nadie”.

Hoja de vida

Soy abogada civil formada en la Universidad San Martín durante 1987- 1993.

Estudié una maestría en Derecho Civil Comercial en 1993-1995 en la misma universidad.

Soy egresada del doctorado Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 2003-2004.

Trabajo en el Mimp desde hace tres años. También fui presidenta del Conadis.

 

Escribe: Susana Mendoza Sheen

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