Es directora de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DREL) y su función es gestionar la educación pública básica y superior en la capital. Su mayor desafío es lograr que el millón de estudiantes que acuden a los colegios del Estado no solo aprendan bien, sino también que gocen de salud física y emocional.

Foto: El Peruano
Foto: El Peruano

Una epidemia de tifoidea alteró sus juegos infantiles. Su familia tuvo que dejar el campo arbolado del Callejón de Conchucos para evitar que esa fiebre maligna se instalara en el cuerpo de los pequeños. Flor Aideé Pablo Medina tenía 6 años cuando tomaron esa decisión, y si no fuera por las historias que su abuelo materno le narraba a cualquier hora del día, ese cambio brusco habría marcado su vida.

Felizmente no ocurrió así, por el contrario, esa figura imponente e imaginativa sembró en aquella niña la aventura, la risa espontánea y su vocación docente. Cualidades que le permitieron asumir retos diversos, entre ellos, dejar una dirección en el Ministerio de Educación, en donde diseñaba normativas, para estar en el llano, cerca de los maestros, alumnos y familias desde la misma gestión educativa.

Hoy es directora de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DREL) y gestiona la educación pública básica y superior tecnológica de la capital. Tiene bajo su responsabilidad la calidad de los aprendizajes de un millón de escolares presentes en las aulas limeñas y, además, que sean saludables y felices.

“Los tiempos son otros. Ahora los problemas sociales tocan las puertas de las escuelas y entran: la violencia, el embarazo adolescente, el sicariato, las drogas. Las familias de la ciudad tienen menos recursos emocionales para sostener a los niños, niñas y adolescentes. Por eso las exigencias de la enseñanza a los profesores son mayores y urgentes”, comenta.

Innovadora

En este año de labor, esta joven funcionaria formada como docente en la casa de estudios más antigua de América ya creó un sistema de trámite documentario, porque no existía; esa carencia propició que se acumularan 120,000 expedientes que durmieron el sueño de los justos durante décadas. Denuncias y solicitudes de maestros y padres de familia que le pedían a la DREL atender sus casos.

Siempre le gustó enseñar, desde niña, y luego, mientras se preparaba en la universidad para ser maestra de Lengua y Literatura.

En esa época, por medio de la municipalidad, ayudó a los ‘locos bajitos’ de su barrio a comprender cuentos y resolver problemas matemáticos para no verlos rezagados. “Los niños estaban abandonados”, recuerda con tristeza.

Una vocación que ella reconoce tener y que la consolida como servidora pública. Por eso, sostiene, parte de su misión es modernizar la DREL y las siete unidades de gestión que funcionan en su ámbito, y que los equipos administrativos se fortalezcan y mejoren sus competencias para facilitar la tarea docente de los maestros.

“Estoy convencida de que en el Estado tienen que estar los que pueden servir mejor al país, y en el sector Educación es necesario que confluyan las carreras del servicio civil y la pública magisterial. Desde el Estado se puede servir en grande”. Flor Aideé es una mujer batalladora.

Hoja de vida

Me formé como educadora de secundaria con especialidad en Lenguaje y Literatura en la UNMSM (1993-1997).

Mi primer trabajo en el Estado fue en la Oficina de Procesos Electorales (ONPE), en el proyecto de Educación secundaria y participación política (2001-2006).

Ingresé en el MEF, a la Dirección de Calidad de Gasto.

Luego, al Minedu para conducir la Dirección Nacional de Educación Primaria (2011-2014).

 

Escribe: Susana Mendoza Sheen

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