La Dra. Consuelo Sánchez Naranjo, experta española en Servicio Civil, sostiene que, visto desde fuera, la reforma del servicio civil en el Perú es “un proceso verdaderamente interesante”. Ella estuvo en Lima invitada por SERVIR y en la siguiente nota habla acerca de los temores al cambio, el perfil del servidor público, las lecciones aprendidas en otras experiencias y el rol de la universidad.

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Impresiones de la reforma. La impresión que se tiene desde fuera de un proceso de reforma tan profundo como el que se viene abordando en materia de administración pública en el Perú en este momento es verdaderamente interesante. Está encadenado en un proceso más amplio de reformas, y está además relacionado con un contexto de cambios estructurales profundos.

Temor de los servidores públicos. En cualquier organización, sea pública o privada, es inevitable que exista una resistencia a los cambios. El hecho diferencial que puede darse en el sector público es que el paraguas que anima toda la actividad del empleado público es que los empleados públicos trabajan para el interés general, para el bien común; y por lo tanto la vida laboral del empleado público se alinea con la misión de su organización. Es una misión constitucional no solo identificada en las normas regulatorias, sino también una misión de país. Debería ser un factor más de aseguramiento y más de tranquilidad, que de inquietud. No obstante es lo humano estar inquieto ante los grandes cambios.

Lecciones aprendidas a tomar en cuenta. Reforzar los aspectos iniciados en materia de planificación es básico en todos los campos, pero particularmente en el campo que nos ocupa. Introducir mecanismos que doten al sistema o a los sistemas de recursos humanos del sector público de una hoja de ruta clara que fije unas metas alineadas además con las grandes metas del Estado para caminiar en una determinada dirección me parece enormemente positivo. Igualmente, es muy importante evitar que el corto plazo en un momento determinado se imponga sobre el largo plazo. Es importante apostar por las reformas estructurales aunque haya que esperar un poquito para ver los resultados.

Perfil básico del servidor público. Hay algo que quizá une al conjunto de los servidores públicos. Todos ellos deben compartir una vocación de servicio público. De la misma manera que sin vocación de curar a los demás no tiene sentido que alguien tome la decisión de hacerse médico, o sin la vocación de enseñar a otros no tiene sentido que alguien se plantee como profesión ser un maestro. En el caso de la administración yo creo que se debe partir de esa vocación y hay que partir de una certeza para los aspirantes al empleo público que es que van a formar parte de algo más amplio, de un paraguas que es el interés general. Debe tener de alguna manera una cierta inclinación, una vocación básica, que tiene que ser consciente que el último objetivo de su tarea es que los ciudadanos sean felices, que tengan la vida más agradable. Tiene que tener una orientación hacia el ciudadano. Eso sería común a todos los servidores públicos.

El rol de la universidad. La universidad, en el ámbito concreto de la administración pública, es el ámbito donde la adquisición de los conocimientos teóricos necesarios para incorporarse al mercado laboral de la administración pública es imprescindible. Es la mejor forma posible para adquirir esos conocimientos. Sobre todo la universidad contemporánea, una universidad que ya no fundamenta la formación únicamente y exclusivamente en conocimientos teóricos, sino que empieza a estar orientada a otras formas mucho más semejantes a la realidad de lo que es la formación teórica. El que empieza cada vez más a incorporar junto a la clase magistral otras formas de enseñanza que tienen mucho más que ver con los procesos de conocimiento en los que estamos inmersos en el mundo global contemporáneo.

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