Es licenciada en Ciencias Históricas Sociales y profesora del curso Formación Ciudadana y Cívica de tercero de secundaria del colegio Teresa Gonzales de Fanning. En el tercer Concurso Nacional de Buenas Prácticas Docentes 2015, que organiza el Ministerio de Educación, ganó el primer lugar en su categoría por rescatar las raíces afroperuanas de nuestro país.

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Quiso ser monja, pero prefirió la vida laica. Su voz suave no crispa como otras altisonantes que se imponen a falta de ideas que las inspiren. Por el contrario, a Socorro Celia Grados Santibáñez las ideas le sobran. Y tal vez es por esta razón que le pone mucha pasión cuando enseña y logra captar la atención de las alumnas, sobre todo cuando habla de los afrodescendientes. Todas se rinden ante sus clases, sin ninguna objeción.

Desde hace cinco años es profesora de Formación Ciudadana y Cívica en el colegio público de mujeres, Teresa Gonzales de Fanning. Ha logrado que la cultura negra peruana se entienda y acepte. Porque aunque usted no lo crea, me dice, todavía existen personas que describen su piel de color “canela” o “morena”.

Celia –nombre que heredó de su madre, una enfermera que le transmitió la vocación de servicio– cuenta que enseña a sus alumnas de tercero de secundaria todo lo asociado a derechos y deberes ciudadanos y la importancia de rescatar las raíces afroperuanas del Perú.

“Son doce salones, y desde el aula les enseño a ser más comprometidas con nuestro país, que aprendan a defenderse y a defender a los demás para lograr el bien común. Las instruyo para que comprendan que no somos mestizos, sino afrodescendientes y que tenemos historias que contar”, comenta emocionada.

Docente creativa

El año pasado, su convicción de valorar la cultura negra desde la escuela le mereció el reconocimiento del Ministerio de Educación en el tercer Concurso Nacional de Buenas Prácticas Docentes 2015, en la categoría “Desarrollo de la competencia de ciudadanía democrática en el ejercicio de los derechos, deberes y responsabilidades”.

Su creatividad para rescatar las raíces afroperuanas fue apreciada. En las dos horas semanales que dicta en cada aula, usa su ingenio para capturar el interés de las alumnas. Así por ejemplo, les enseña pregones mediante un equipo de sonido al que coloca un USB con grabaciones de “Revolución caliente” o “La picaronera”, las capacita para que apliquen encuestas a la gente sobre los conocimientos que tienen de la cultura afroperuana, o por medio de juegos de mesa les informa sobre su historia.

Celia no fue discriminada, no se reconocía negra, sino “sacalagua”. No fue hasta el 2012, año en que inició sus pesquisas para diseñar el curso que le asignaron, cuando se enteró de que había un día nacional de la cultura afroperuana. “Ese año dejé de ser una especie de hoja al viento y eché raíces, tuve conciencia de mi identidad”.

Desde entonces emprendió la batalla de luchar contra el racismo en nuestro país. Una especie de herida abierta que aún no se cierra, afirma, y por la que mantiene con firmeza su interés de consolidar el tema en el calendario escolar. “Trabajo con pasión, las formo para que no se queden calladas y actúen. Tienen que conocer sus derechos para poder defenderse”. Seguro, Nicomedes Santa Cruz le dedica una décima desde el cielo.

Hoja de vida

Tengo 38 años de servicio en el magisterio. Me formé en la Escuela Superior de Evangelización y Catequesis, fui profesora de religión por 15 años.

Luego me licencié en Ciencias Históricas Sociales en la Universidad San Martín de Porres.

Desde hace 23 años soy docente del Teresa Gonzales de Fanning. Tengo un diplomado en Problemas de Aprendizaje, por la Universidad Simón Bolivar.

“Descubrí mi identidad afro- descendiente, adulta, como profesora y me siento orgullosa por eso.”

Escribe: Susana Mendoza Sheen

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