Por: César Chanamé (*)

Hoy queda más claro que nunca, que estudiar una maestría es hacer una inversión. Cuando pensamos en invertir pensamos inmediatamente en cuál es el activo en el cual voy a invertir. Cuando tenemos que comprar una casa, un departamento, pensamos quizá una zona de alto potencial para que efectivamente esa inversión tenga un crecimiento en el futuro.

En este caso, la pregunta sería ¿cuál es el activo de esta universidad y de esta maestría? El principal activo que ustedes tendrían que evaluar es que son ya nueve promociones de maestrías en Gerencia Pública y estamos entrando en la quinta en Políticas Públicas. Eso quiere decir que estamos presentando una maestría absolutamente consolidada, y seria en su planteamiento pedagógico y profesional. Estamos presentando una maestría, luego de diez años de un esfuerzo conceptual y metodológico de un nivel internacional.

Es ahora muy fácil, desde esa perspectiva, presentarles una maestría eminentemente consolidada; pero, imagínense diez años atrás, cuando en verdad éramos los primeros en el mercado académico peruano en ofrecer tanto la Gerencia Pública como el diseño y formulación de Políticas Públicas a nivel de postgrados.

La pregunta que en ese momento muchísimos estudiantes se harían era ¿y por qué elegir este activo? ¿qué tendría esta universidad? ¿qué tenían esos postgrados de activo por los cuáles yo tendría que invertir? Han pasado más de diez años y tenemos más de 400 alumnos egresados, titulados. Quizá la mejor manera de ofrecer esta maestría es presentar a los egresados y lo bien ubicados que están, porque sería el mejor elemento para graficar qué buena red social hemos podido estructurar.

Insisto en que ahora es mucho más fácil presentarla. La pregunta era ver cuáles eran los tres activos.

EL PRIMER ACTIVO es que trajimos a la gestión pública peruana un modelo consolidado por más de veinte años, que era el modelo español. Un modelo de dos vías: el modelo de la Universidad Complutense de Madrid, a través del Instituto Ortega y Gasset, que fue el pionero y el principal cuerpo de pensamiento de España para levantar la reforma del Estado luego de la década de los 80. Cuando Felipe Gonzales dirige España en los 80 y realiza el milagro económico pasando del subdesarrollo al desarrollo, el primer centro motriz en el pensamiento de la modernización del Estado español fue el Instituto Ortega y Gasset. Y cuando se dieron las autonomías en España, es decir, que los gobiernos regionales comenzaron a tomar autonomía en la gestión, en la reforma y modernización de sus Estados, fue la universidad Autónoma de Barcelona, a través de su Instituto de Gobierno y Políticas Públicas, la que condujo el pensamiento y sistematizó ese trabajo.

Esos dos elementos fueron los que se trajeron al Perú y permitió que en su momento fuera el activo que incentivó a muchísimas personas a tomar una decisión en contra o a favor de opciones como la universidad Católica en ese momento. Y comenzamos a desplazarlas, siendo una Escuela de Postgrado tan joven.

Después de diez años conjunto con ambas universidades ahora ofrecemos una maestría nacional de Gerencia Pública donde el modelo está consolidado. Y eso ustedes deberían evaluar y ponderar seriamente; cuántas universidades sacan postgrados sin tener un elemento metodológico consolidado por más de dos décadas como fue el modelo español en el marco universitario.

Y en ese punto también hay un elemento vital: los profesores, en un 75 u 80% eran nuestras eran españoles, exactamente los mismos profesores que enseñaban la cátedra a los alumnos españoles en España. Y definitivamente, los alumnos que estudiaban acá, estaban matriculados como cualquier alumnos matriculado en España. No ha sucedido lo mismo en muchas experiencias peruanas, donde ponen el nombre, pero es solo el nombre, solo una certificación porque realmente los profesores no eran los mismos.

EL SEGUNDO ACTIVO es que muchos de nuestros alumnos no necesitaban estudiar dado sus logros profesionales; eran viceministros, presidentes regionales, alcaldes, directores regionales ¿Por qué ellos, que ya tenían su logro profesional casi desarrollado y no necesitaban una maestría para seguir creciendo, se acercaban a este enfoque pedagógico nuevo? Y es que había un activo importante: cambiamos el chip de lo que es la educación tradicional, basada en exámenes escritos a partir de lecturas y libros forzosos que evidentemente son del típico estudio de pregrado en el que evidentemente no trabajamos.

Ese enfoque metodológico de enseñanza cambió, y aquí en la maestría es investigación aplicada. No hay exámenes escritos por lo general, sino el desarrollo de trabajos individuales y grupales que permiten efectivamente aplicar los conocimientos y las herramientas al qué hacer actual de cada uno de nosotros, en el desempeño propio de nuestro actual trabajo o en las áreas de competencia en la que nos interesa desarrollarnos. Eso le da al alumno adulto, al profesional que ingresa a las aulas, la capacidad de innovar y crecer nuevamente. Lee lo que le interesa, se especializa y concentra su atención en los elementos vitales para su desarrollo profesional y escribe y propone sobre ello.

Y el tercer elemento que interesa mucho destacar es que, en 17 años de gestor público, he revisado miles de curriculums para poder aceptar puestos de trabajo; muchos de ellos dicen magister en tal o en cual, pero lo que tienen de magister son solo los estudios porque no tienen el título. Todos son egresados. En el curriculum vitae resumido ponen magister, pero no la tienen porque la tasa de egresados y titulados de las principales universidades, dado el modelo pedagógico y las rigideces que hay, evidentemente es menor al 10 por ciento.

Y ese es el TERCER PRINCIPAL ACTIVO de esta maestría. Se decidió con las universidades españolas en su momento –y vamos a continuar en esa lógica- que los alumnos no solo concluyan y egresen, sino también se titulen. Por lo tanto, cambiamos también la lógica de la típica tesis de corte científico social, en la cual hay un corte metodológico, un desarrollo teórico bastante prolongado, agotador, bibliográfico en su esencia, que por la labor que cada uno realiza, termina en desgaste, en abandono, y por lo tanto, la gente no se titula.

Y consideramos una nueva propuesta metodológica, bastante anglosajona y europea que se llama «Case Study», es decir el Estudio de Casos, es decir, la investigación aplicada. Y la investigación aplicada no es otra cosa que hacer una metodología de estudio de caso sobre un tema puntual en el cual se pueden formular o evaluar la gestión de un programa público – en este caso- concreto. Y eso nos va a permitir, entre otras razones, que tengamos una muy buena tasa de alumnos que no solamente han terminado, sino que también han logrado obtener su título internacional ya sea por la Universidad Complutense de Madrid o por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Entonces, desde este punto de vista, la investigación es absolutamente aplicada, bajo un enfoque metodológico ya probado. Es una década de trabajo, son más de doscientos alumnos que han hecho estudio de casos bastante documentados, con una grandeza y una riqueza muy particular: que muchos de ellos como el caso de Felipe Isasi, ex Viceministro de Minas, o de Jorge León, actual Director Adjunto de Proinversión y hombre absolutamente desarrollado en la gestión pública, volcaron en esos textos, más allá que una revisión bibliográfica, años de experiencia profesional de ellos mismos. Por lo cual, la riqueza de ese caso, más allá de una investigación teórica, se convierten en un conjunto de lecciones aplicables para la gestión del Estado.

Entonces, estos son los tres activos: un modelo consolidado con más de veinte años de docencia en Europa; un modelo pedagógico nuevo basado experiencia profesional y en una no visión del examen escrito clásico, sino de la puesta en prueba de las competencias mismas consignadas en una monografía; y una investigación aplicada a través de un caso específico de debate de una política pública.

Son esos tres elementos los que le han permitido a esta maestría no solo tener muy buenos alumnos, sino lo más importante atraerlos a pesar de lo que en el mercado podría considerarse una universidad más joven respecto de universidades mucho más reconocidas desde esa perspectiva.

Y así hemos avanzado. Fuimos la primera Escuela de Postgrado que concentró su atención en la gerencia pública; la primera que logró certificaciones oficiales desde Europa a este nivel; y es también ahora la primera que consolida y entrega a ustedes un modelo absolutamente probado de una década de trabajo que nos hace decir que es una propuesta seria.

 

(*) Profesor de la Escuela de Postgrado de la Universidad Continental.

chaname

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