Es registradora civil de la municipalidad provincial de Coronel Portillo en Pucallpa, Ucayali, una de las 500 que existen a escala nacional. Es responsable de elaborar el principal documento que necesita todo ser humano para ubicarse en este mundo: su partida de nacimiento, además de redactar actas de matrimonio y defunción.

Foto: El Peruano
Foto: El Peruano

Celebró su cumpleaños durante una semana porque “llegar a los 60 años es una experiencia vital que no debe ocultarse”, dice Nancy Corcino Paredes. Ella es registradora civil municipal y conoce, literalmente, la vida de todos sus vecinos: quién nace, cuándo se casa y qué día se eleva al reino de los cielos, gracias al oficio que asume con responsabilidad y cariño en su pueblo desde hace más de cuatro décadas.

Desde 1996 es jefa del Registro Civil de la municipalidad de Coronel Portillo, Pucallpa, cargo que ganó en un concurso que convocó a escala provincial la autoridad edilicia de entonces. Actualmente tiene a su cargo a 20 personas, de las cuales solo seis son registradoras.

“Todos necesitan nuestros servicios para registrar nacimientos, matrimonios y defunciones. Por eso no paro en el escritorio, más bien recorro a pie o por río todos los caminos posibles para ubicar a niños, mujeres o adultos mayores que no tienen partida de nacimiento y por ende, tampoco su documento de identidad.”

Nancy capta a la gente en comunidades nativas, caseríos, asentamientos humanos y colegios. En esa búsqueda informa a los líderes comunales, tenientes gobernadores, agentes municipales o dirigentes del vaso de leche sobre la importancia que tiene contar con esos documentos para ejercer sus derechos civiles.

Ser registradora civil no es fácil en una región como Ucayali, donde diversas comunidades nativas están asentadas en su selva fulgurante. Todavía encontramos mujeres sin partida de nacimiento, no importa la edad, y a personas que no reportan el fallecimiento de un familiar querido, afirma.

Precoz vocación

Ser aplicada en la escuela primaria, ganar los concursos de percentil ortográfico que organizaban las monjitas de su colegio y resolver crucigramas fueron destrezas que cultivó a lo largo de los años para alimentar su inteligencia mientras cumplía su rol de madre y esposa.

Siempre se inclinó por ayudar a la gente, por eso desde que ingresó a la oficina de registro civil como escribidora de actas por la buena letra que tenía, sintió que desde allí podía orientar a la gente a ser mejores personas. “Yo les decía: si tienen nombre, ya puedes hacer lo que quieras, estudiar, trabajar, pedir tu pensión o herencia. Y así es.”

Para Nancy su vida es el registro civil, ese trabajo la fortaleció. Si volviera a nacer, elegiría nuevamente serlo porque si hay algo que le da trascendencia y ganas de vivir es servir a su comunidad, organizar matrimonios masivos, programar cinco al año, visitar las zonas más alejadas de Pucallpa y observar cómo les brilla la mirada cuando un papel les revela que existen. “En ese momento se dan cuenta que pueden vivir de otra manera.”

Hoja de vida

“Me formé como abogada en la Facultad de Derecho de la Universidad Privada de Pucallpa.”

“Participé en el IV Encuentro Nacional de Registradores Civiles que organizó el Reniec en el marco del Día del Registrador del Estado Civil.”

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